"No puedes andar más de 100 metros sin encontrar restos de ambas especies", afirma Jorn Harald Hurum, codirector de las excavaciones, que califica el descubrimiento de "asombroso".
No es para menos. En menos de dos semanas encontraron, apenas enterrados por una ligera capa de arena semicongelada y sedimentos, los fósiles de al menos 21 plesiosauros de cuello largo, seis ictiosauros y otro plesiosaurio de cuello corto. Al menos 20 de ellos, dicen los expertos, son de gran interés científico.
Pero quizá el más impactante es el que ya ha sido bautizado como 'El Monstruo', que no ha sido extraído del todo de entre los sedimentos, pero los científicos confían con poder recuperar prácticamente todo el cuerpo del gigantesco animal. "Lo más asombroso es que el fósil parece estar completo, lo que supondría el primer hallazgo de este tipo en la historia de la paleontología. Además, parece que todos los huesos están articulados", asegura el doctor Hurum. De momento ya han extraido la calavera completa, de unos dos metros de largo, lo que permite a los expertos calcular el tamaño del animal: unos 10 metros de largo.
Los plesiosauros son la especie documentada que tiene un mayor parecido con el mítico monstruo del Lago Ness. Tenían cuatro aletas para nadar, aunque dos de ellas de un tamaño mucho mayor y más poderosas, que utilizaban para desplazarse por el agua de una forma similar a como hoy nadan las tortugas marinas o los pingüinos. Vivieron en las zonas polares de la Tierra hace entre 210 y 65 millones de años, y los expertos tienen catalogadas dos especies: una con un largo cuello que culminaba en una diminuta cabeza, y otra con el cuello corto y una gran cabeza. Esta última es la que recibe el nombre de pliosaurio, y es a la que pertenece 'El Monstruo'.
Por su parte, los ictiosauros vivieron hace entre 240 y 90 millones de años, y son conocidos porque tienen un cierto parecido a los actuales delfines o tiburones. Algunos incluso tenían una aleta dorsal triangular, dos pares de aletas en forma de remo y la cola bifurcada y vertical, como los tiburones. La mayoría de los ictiosauros medían entre cuatro y seis metros de largo, aunque algunos de los fósiles encontrados son de ejemplares que alcanzaban los 23 metros de largo.